Amor verdadero.
Tengo catorce años y, en exactamente cinco días cumplo los tan deseados quince. En ellos, he transitado varias decepciones en cuanto al amor. Tuve tres novios, dos de ellos fueron pasajeros, o mejor dicho de muy poco tiempo ninguno duró más de tres meses.
Eso no quiere decir que no me enamoré. De enamorarme, estoy segura que lo hice.
Cuando pasaba tiempo junto a ellos me sentía plena, nada podía arruinarme esa sensación tan linda. Sentía que ese amor resultaría eterno, como todo adolecente soñaba con casarme, tener una familia feliz, hijos hermosos, una casa gigante, mascotas, en fin, vivir siempre juntos y felices. Pero eran tan sólo ilusiones, éstas que en la vida siempre están presentes y duelen. Y cuando esas personas, en la que tanto confiabas te decepcionan, duele aún más.
Soy una persona un tanto sensible y depresiva, con eso digo que, cuando esas relaciones se rompían y esos sueños tan fantásticos se convertían en pesadillas o en noches de insomnio, mi cuerpo era el que recibía todo. Quizá no era consciente de que lo que estaba haciendo era hacerme más daño, pero esa depresión invadía mis pocas neuronas y lo único que quería o lo que hacía sentir de nuevo algo vivo dentro de mí, era lastimando mi cuerpo.
Puede sonar un poco morboso, y sí, lo es. Pero esa era la única forma de hacerme creer que podía seguir hasta lograr olvidar todo lo malo.
Por suerte, hoy puedo decir que hace seis meses estoy bien y feliz, feliz enserio y no necesitando cortarme ni ocultando mí almuerzo. Nada de eso.
Estoy realmente bien, por la persona que tengo al lado, una persona distinta, increíble, que no me ilusiona con palabras necias. Alguien verdaderamente transparente que me entregó todo su amor. La persona por la cual despierto cada día esforzándome por ser un poco mejor, para hacerle bien. El que me saca miles de sonrisas. Mi verdadero amor
Tengo catorce años y, en exactamente cinco días cumplo los tan deseados quince. En ellos, he transitado varias decepciones en cuanto al amor. Tuve tres novios, dos de ellos fueron pasajeros, o mejor dicho de muy poco tiempo ninguno duró más de tres meses.
Eso no quiere decir que no me enamoré. De enamorarme, estoy segura que lo hice.
Cuando pasaba tiempo junto a ellos me sentía plena, nada podía arruinarme esa sensación tan linda. Sentía que ese amor resultaría eterno, como todo adolecente soñaba con casarme, tener una familia feliz, hijos hermosos, una casa gigante, mascotas, en fin, vivir siempre juntos y felices. Pero eran tan sólo ilusiones, éstas que en la vida siempre están presentes y duelen. Y cuando esas personas, en la que tanto confiabas te decepcionan, duele aún más.
Soy una persona un tanto sensible y depresiva, con eso digo que, cuando esas relaciones se rompían y esos sueños tan fantásticos se convertían en pesadillas o en noches de insomnio, mi cuerpo era el que recibía todo. Quizá no era consciente de que lo que estaba haciendo era hacerme más daño, pero esa depresión invadía mis pocas neuronas y lo único que quería o lo que hacía sentir de nuevo algo vivo dentro de mí, era lastimando mi cuerpo.
Puede sonar un poco morboso, y sí, lo es. Pero esa era la única forma de hacerme creer que podía seguir hasta lograr olvidar todo lo malo.
Por suerte, hoy puedo decir que hace seis meses estoy bien y feliz, feliz enserio y no necesitando cortarme ni ocultando mí almuerzo. Nada de eso.
Estoy realmente bien, por la persona que tengo al lado, una persona distinta, increíble, que no me ilusiona con palabras necias. Alguien verdaderamente transparente que me entregó todo su amor. La persona por la cual despierto cada día esforzándome por ser un poco mejor, para hacerle bien. El que me saca miles de sonrisas. Mi verdadero amor
No hay comentarios:
Publicar un comentario